Arte marroquí: un atractivo más para tu viaje
El arte marroquí es el resultado de un gran mosaico de tradiciones artísticas, en disciplinas muy diferentes. A continuación te mostramos las más importantes formas de expresión, ya sea por su belleza o por su importancia social.
La música: un nexo de unión para el país
Un nexo de unión del arte marroquí es la música, desde el estilo clásico que se desarrolló en la España musulmana y las tradiciones musicales narrativas de los bereberes hasta la fusión contemporánea de música africana, canción francesa, pop y rock. Y una bonita prueba de ello es el Festival de las Músicas populares de Agadir, en julio, donde se dan cita artistas y grupos procedentes de todo el país. La música también es protagonista en el Festival de las Artes Populares de Marrakech, que tiene lugar en junio.
La música rai, más identificada con Argelia, es una tendencia emergente que, a pesar de sus ritmos claramente afroárabes (es una corriente inspirada en la música de los beduinos), es probablemente el estilo más occidentalizado y combina una serie de instrumentos electrónicos para crear un efecto hipnótico. Si quieres conocer más sobre la música marroquí, puedes visitar esta página de nuestra web.
Muy relacionada con la música está la danza. Es una disciplina que se desarrolla más bien con discreción, puesto que teóricamente las mujeres marroquíes no deben bailar. La más interesante es la danza circular, conocida como ahidous y proveniente de una tradición antigua y simbólica de los bereberes. No obstante, en la actualidad también se puede asistir a espectáculos de danza del vientre, como explicamos en esta otra página de nuestra web.
La artesanía, seña de identidad del arte marroquí
La artesanía es el arte marroquí por excelencia y un elemento básico del país. La marroquinería es apreciada por los comerciantes de todo el mundo desde el siglo XVI. Una herencia igualmente rica y que se mantiene en auge es la producción de alfombras, cerámica, joyería, artículos de bronce y tallas de madera.
También son muy típicos del arte de Marruecos los paneles pintados y tallados para la decoración. Los azulejos elaborados con cenefas embellecen el interior de muchas madrasas y otros edificios religiosos, además de algunas mansiones. Las mashrabiyya, celosías que permiten a las mujeres musulmanas ver lo que ocurre en la calle sin ser vistas, todavía se construyen. Aunque estos elementos no suelen comprarse como recuerdos turísticos, sirven para demostrar que la artesanía marroquí no depende totalmente de las masas de visitantes.
Si quieres información práctica sobre qué comprar y dónde, puedes visitar la página de nuestra web dedicada a la artesanía, en la que mencionamos los productos típicos de cada ciudad. Además, si quieres conocer más sobre este arte marroquí, puedes visitar cualquiera de los museos temáticos dedicados a la artesanía, como por ejemplo el Museo de Marrakech o el Museo de Oudaias de Rabat. En esta página encontrarás más información al respecto.
La pintura en Marruecos: un país que inspiró a grandes artistas
Aunque la pintura no ha sido una disciplina muy desarrollada en Marruecos, al menos si lo comparamos con los países occidentales, sí ha inspirado a todo tipo de artistas extranjeros durante sus estancias en el país. Un buen ejemplo de ello fue el pintor francés Eugène Delacroix, que empleó mucho tiempo y material en retratar la imaginería marroquí después de su visita al país en la década de 1830. Las escenas de mercados, los harenes y las cacerías de leones fueron la temática central de sus telas desde aquel momento. Delacroix fue considerado en su época un poco atrevido.
Otro gran artista muy relacionado con el arte de Marruecos fue Mariano Fortuny. Este pintor catalán fue enviado como cronista gráfico durante la Primera Guerra de Marruecos, en 1860, entre este país y España. Y quedó deslumbrado por la luz norteafricana y el colorido de sus artes populares, reflejándolo en obras de aquel periodo como La batalla de Tetuán e influenciando para siempre su pintura posterior. Además, su afán coleccionista le llevó a adquirir importantes piezas de arte marroquí, que utilizaba para ambientar su estudio y también para ambientar algunas escenas de sus cuadros.
Otros famosos pintores relacionados con el arte en Marruecos, en especial con la cosmopolita ciudad de Tánger, fueron Henri Matisse y Francis Bacon. Además, el país está creciendo a nivel museístico, como demuestra el Museo Mohamed VI de Arte Moderno y Contemporáneo, en Rabat..
El Séptimo Arte, uno de los primeros en Marruecos
En Marruecos, el arte del cine no es ni mucho menos el séptimo en importancia, sino uno de los primeros y más representativos a nivel internacional. Durante el siglo XX, Hollywood se apuntó a la moda de este país. Primero con Marlene Dietrich en Marruecos, seguida en 1942 del clásico Casablanca. Y cuando Peter O’Toole se paseaba por este territorio encarnando al protagonista de Lawrence de Arabia éste ya se había convertido en un espacio irreal para innumerables jóvenes occidentales.
Esta última película se rodó en Ouarzazate, que fue también el plató perfecto para otras cintas importantes, como El cielo protector, Alejandro Magno o Babel. De hecho, en esta ciudad se encuentra el Museo del Cine, con objetos y ambientes utilizados en algunas de las grandes producciones hechas en la zona. Y ya en nuestros tiempos, Marruecos se ha convertido en el escenario de rodaje perfecto para grandes series televisivas, tan variadas como El tiempo entre costuras en el norte (Tánger y Tetuán) y Juego de Tronos, en la costera ciudad de Essaouira.
Y esto es solo una breve muestra del arte marroquí y su influencia en artistas extranjeros. Durante tu viaje al país podrás descubrir otros rincones que, de una u otra manera, están relacionados con la literatura, la arquitectura o cualquier otra disciplina artística.