El kohl marroquí, que también recibe otros nombres como kul o kujul, es uno de los productos cosméticos más antiguos de la humanidad. Por ello, visitar una mina de la que se extraía esta materia prima resulta una experiencia enriquecedora, sobre todo teniendo en cuenta su singular ubicación: el desierto del Sahara. En este post te contamos más detalles interesantes para los viajeros que se acerquen a explorarla.
Qué es el kohl
Si evocamos en nuestra mente a una mujer marroquí maquillada, una de las características indiscutibles de su look serían los ojos ahumados. Y no por casualidad: se trata de un rasgo que se ha mantenido invariable durante siglos, debido a dos razones, además de la estética. Por un lado, evita el mal de ojo y, por otro, protege los ojos de la intensa radiación solar de estas latitudes.
Precisamente por esto último, los hombres también se pueden aplicar kohl en los ojos, aunque lo suelen hacer en menor medida. En realidad, esta práctica está extendida por otras grandes regiones, como el resto del Magreb, Egipto, el Cuerno de África o el sur de Asia. De hecho, es fácil reconocer este recurso estético en las representaciones artísticas del Antiguo Egipto y se han encontrado en yacimientos arqueológicos numerosos frascos destinados a contener estos polvos.
Y como es lógico, la población marroquí ha recurrido desde tiempos inmemoriales al kohl porque su ingrediente principal está muy presente en el subsuelo del país: la galena, un mineral del grupo de los sulfuros, que se muele para este uso.
No obstante, cabe decir que la aplicación de kohl ‘puro’ sobre los ojos ya no se realiza, puesto que su alto contenido en plomo ha recibido contraindicaciones desde finales del siglo XX. Por tanto, los productos cosméticos que se comercializan bajo este nombre están ahora compuestos por otros ingredientes naturales.
Dónde visitar una mina de kohl marroquí
Debido al mencionado desuso de la galena para fines cosméticos, las minas de khol marroquíes también han visto frenada su actividad. Así se puede comprobar en algunos circuitos organizados por Turismo Marruecos, en concreto los de mayor duración que ponen rumbo al corazón del desierto de Merzouga.
En ellos, una de las etapas que organizamos nos lleva por pistas usadas en el antiguo rally París-Dakar e incluye la visita a lugares menos turísticos pero de gran autenticidad: música gnawa, convivencia con nómadas del desierto, poblados franceses y bereberes abandonados… Y también, una mina de kohl marroquí: la de Mfis.
En realidad, se trata de un área minera que alcanzó gran importancia en el pasado gracias a las inversiones francesas, en busca de plomo y barita, principalmente. Pero su actividad extractora se detuvo cuando sus responsables consideraron que no era rentable. Por tanto, visitar los restos de esta mina de kohl marroquí, que parece haberse detenido en el tiempo como consecuencia de un encantamiento, resultará una experiencia interesante y distinta a lo habitual.
Para vivirla en primera persona, ponte en contacto con Turismo Marruecos y contrata uno de nuestros circuitos por el desierto del Sáhara, o bien una excursión específica con salida desde la localidad de Merzouga o desde un campamento de jaimas en las dunas de Erg Chebbi.