Al igual que ocurre con las mezquitas, no resulta fácil encontrar sinagogas visitables en Marruecos. Primero, por su escaso número, dada la emigración masiva hacia Israel desde mediados del siglo XX. Y segundo, por tratarse de lugares de culto que, en muchos casos, están restringidos a los fieles del judaísmo. Pero algunas de ellas, ya hayan caído en desuso o no, son accesibles a personas de cualquier credo. Y las más interesantes las recogemos en este artículo.
Sinagogas visitables en Fez
La comunidad judía de Fez fue una de las más importantes del país, por su cercanía a los sultanes, en todos los sentidos: personalmente, trabajando para la Corte por su gran preparación; y también geográficamente, pues su barrio (el mellah) se ubicaba junto al Palacio Real. Es por ello que en ese mellah aún queden sinagogas visitables. Destaca la más antigua, Alfassiyine, restaurada a comienzos del siglo XX e inaugurada por el mismísimo rey Mohammed VI, lo que da cuenta de su importancia. Y no menos interesante es la de Ibn Danan, construida en el siglo XVII, restaurada a mediados del XX y declarada monumento nacional.
Sinagogas visitables en Essaouira
Otra de las ciudades con una comunidad judía destacable fue Essaouira, donde se puede recorrer el mellah y visitar lugares de gran significación para la comunidad, como el cementerio. Y en lo que respecta a las sinagogas, Essaouira es una de las más recomendables, pues cuenta con una amplia variedad y en buen estado de conservación. Entre las joyas imperdibles a conocer por dentro están la de Slat Lkahal, la de Simón Attias, la de Ben Hazan y la de Chaim Pinto. En muchas de ellas se puede apreciar el peso que tuvo la comunidad sefardí procedente de Portugal, pues esta ciudad tuvo un nexo muy especial con este país, llegando a ser un importante enclave militar y comercial llamado Mogador.
Sinagogas visitables en otras ciudades
Si bien Fez y Essaouira destacan por la variedad e historia de sus sinagogas, hay otras visitables repartidas por más ciudades. En Marrakech, por ejemplo, se puede visitar la sinagoga de Salat Al Azama, fundada según algunas fuentes por sefardíes españoles expulsados de aquel país en 1492, aunque quizás sea posterior. Lo que es innegable es su belleza, gracias en parte al colorido que aportan sus azulejos.
Rabat, capital del reino, también cuenta con un mellah, donde se ubica la Gran Sinagoga Rabí Shalom Zaoui, que se ubica en la que fue la casa de este rabino, tan respetado y reverenciado por la comunidad judía local. Su estado de conservación es muy bueno, sorprendiendo por su estilo andalusí, pues no en vano se ubica contigua a la muralla andalusí de la ciudad.
En el norte del país, las ciudades de Tánger y Tetuán también cuentan con ejemplos destacables, como son la de Moshe Nahon en la primera y la de Ishtaq Ben Walid en la segunda, ambas construidas a finales del siglo XIX. Curioso es también el caso de la sinagoga de El Jadida que, si bien su interior está en estado ruinoso, su exterior es muy evocador, en pleno Baluarte de San Sebastián, con una estrella de David en lo alto.
Y por último, no podíamos olvidarnos de la ciudad más poblada y con la mayor comunidad judía del país: Casablanca. Además de contar con un museo dedicado al judaísmo (único en los países musulmanes), esta megalópolis cuenta también con numerosos templos judíos (una treintena, según algunas estimaciones). La sinagoga más importante es quizás la de Beth El, que fue renovada por completo en 1997 sin renunciar a un aire añejo, como puede verse en sus lámparas y vidrieras.