La familia El Glaoui (también escrito como Al Glawi) fue una de las dinastías más poderosas de todo Marruecos, a pesar de no haber reinado. Y durante tu circuito por el país, especialmente al cruzar el Atlas, habrá numerosas referencias a ellos. Por ello, en este post intentamos resolver la duda de quiénes fueron los Glaoui de Marruecos. Y su historia no tiene desperdicio.
La relación de los Glaoui con el Atlas
La familia Glaoui ha estado siempre muy ligada al Altas, concretamente a los pasos naturales que se ubican en el Alto Atlas, como el Puerto de Tizi n’Tichka. Una porción de territorio de lo más estratégico, pues las rutas de caravanas que conectaban Marrakech con el Sahara se veían obligadas a pasar por aquí. Además, en este entorno también se ubicaban unas importantes minas de sal.
Por ello, a mediados del siglo XIX, el sultán Moulay Abderrahmane vio la necesidad de proteger este lugar, para lo cual nombró a un hombre de su confianza: Mohamed Ibibat, nombrado caid de Telouet, localidad que servía de base para el control de los pasos montañosos. Él fue el primer Glaoui establecido aquí, y el iniciador de la construcción de las kasbahs que aquí se asientan, cerca de Ouarzazate.
No obstante, estas kasbahs (Telouet y Taourirt principalmente) fueron terminadas en tiempos de su sucesor, Madani. En 1893, una tormenta de nieve sorprendió al sultán del momento, Moulay Al Hassan, siendo ayudado y socorrido por Madani. En agradecimiento por ello, el sultán elevó su rango al de khalifa de las tierras del sur, un título que también es conocido como Sultán del Atlas. Su rol fue equiparable al de un señor feudal en la Edad Media europea.
Thami El Glaoui, el más célebre
Pero el nombre más célebre fue, sin duda, Thami el Glaoui, hermano y sucesor del anterior. Su ascenso se debió, en buena medida, a su constante conspiración contra este y la alianza con los franceses, facilitando así la consolidación del Protectorado Francés en este territorio, desde 1912.
Por ello, fue nombrado Pachá de Marrakech, confirmando así su posición de hombre fuerte en el sur de Marruecos. Recibió privilegios de todo tipo, lo que facilitó que amasara una gran fortuna, tanto en bienes muebles como inmuebles, y convertirse después en un poderoso financiero.
No sólo tuvo una extraordinaria relación con los los Residentes Generales del Protectorado Francés, sino también con mandatarios extranjeros que visitaban la zona, especialmente europeos y norteamericanos, entre los que cabe destacar Winston Churchill.
Se posicionó claramente contra la independencia del país y el sultán que así la promovió desde dentro y desde fuera: Muhammad ibn Yūsuf (que más adelante fue Mohammed V). Y eso fue a fin de cuentas la causa de su caída. Dicho sultán, abuelo de Mohammed VI, obligó a pedirle disculpas y limitó su influencia.
Kasbahs, el mejor ejemplo de su poder
El mejor ejemplo del poder e influencia que alcanzaron los Glaoui son sus kasbahs. Concebidas como palacios y fortalezas al mismo tiempo, basta echar un vistazo a su exterior para comprender su carácter inexpugnable. Destacan dos: la de Taourirt, en Ouarzazate, y la menos visitada pero no menos interesante de Telouet. Elaboradas principalmente en adobe con altos muros y torres almenadas, se inspiran claramente en la arquitectura bereber del desierto.
Pero quienes tengan la oportunidad de visitarlas interiormente se darán cuenta también del alto refinamiento que alcanzó esta familia. Patios llenos de luz jalonan el conjunto, y las estancias interiores se revisten de cerámica colorida, así como relieves de yeso. Techos, ventanas y otros elementos hechos en madera son también protagonistas en estas construcciones de materiales humildes pero elegancia y exotismo sin igual en la zona.
Estas kasbahs pasaron a engrosar el patrimonio del estado después de que fueran confiscadas a los últimos herederos de la familia. Pero aunque el final de aquella dinastía fue abrupto tras la independencia del país, en la actualidad son todo un reclamo turístico para quienes viajan más allá de las montañas del Alto Atlas.