En este post explicamos qué es una hamada, pues es el paisaje predominante en el desierto de Marruecos. Es cierto que cuando alguien piensa en el desierto, especialmente en el desierto del Sahara, evoca en su mente los paisajes de dunas, con suaves colinas de arena dorada moldeadas por el viento. Pero la hamada ocupa mucho más espacio; además, tiene otros atractivos y actividades asociadas, como te contamos en las siguientes líneas.
Qué es una hamada
Hamada (también escrito hammada) es una palabra árabe aceptada en español, que significa “tramo rocoso de desierto, propio de la región sahariana”, según la definición del DRAE. Es decir, una extensión de terreno, normalmente en llanura, que se caracteriza por su extrema aridez y por estar compuesto de piedras y guijarros, mayores a 6 cm de tamaño.
Por tanto, si las dunas se componen de pequeños granos de arena repartidos en suaves colinas, formando un suelo blando en el que se hunden los pies al pisar, las hamadas son todo lo contrario: duras y firmes, con piedras que pueden llegar a hacer daño en las plantas de los pies si no se lleva un calzado con suela adecuada.
Lo paradójico es que la inmensa mayoría del desierto de Marruecos es hamada, mientras que las dunas quedan reducidas a algunos puntos muy específicos del desierto, en los entornos de Merzouga, Ouzina y Zagora, principalmente.
Relación de las hamadas con las dunas
El contraste de las hamadas con las dunas no sólo se da en su composición, sino también en su nombre: las hamadas suelen llamarse también regs en árabe, mientras que las dunas reciben el nombre de ergs, vocablo que está presente en las principales dunas del país: Erg Chebbi, Erg Chigaga y Erg Ouzina.
Pero desde un punto de vista científico, las dunas dependen de las hamadas. Es decir, para que se forme una duna en el desierto, es preciso que exista antes un amplio terreno árido y pedregoso, y que el viento haga su paciente y milenaria labor. Las hamadas de Marruecos se encuentran cercanas a las montañas del Atlas, desde donde llegan ráfagas de aire, que elevan y transportan las partículas más ligeras de la tierra (granos de arena), dejando sobre el terreno las piedras más pesadas. De esta manera, con el paso del tiempo, la arena de las hamadas acaba acumulándose hasta formar una duna, que aumenta y cambia de forma cada día.
Dónde y cómo conocer hamadas en Marruecos
El sur de Marruecos está repleto de hamadas, ubicadas en áreas llenas y distantes de los oasis. La más grande es la conocida como hamada del Draa, que abarca miles de kilómetros cuadrados a ambos lados del Valle del Draa (el mayor oasis del norte de África), al sur de las montañas del Alto Atlas y el Anti-Atlas.
Pero también existe una interesante excepción al norte del Atlas, y a tiro de piedra de Marrakech: se trata del desierto de Agafay, formado íntegramente por hamada sin duna, lo que le da un característico aspecto lunar.
Si bien recorrer las hamadas a pie puede resultar duro y monótono, muchos son los que optan por descubrirlas a bordo de un vehículo a motor, lo que supone toda una aventura con descarga de adrenalina. En el entorno de Merzouga, es posible recorrer antiguas pistas del rally París-Dakar, cuyas etapas se desplegaban mayoritariamente por hamadas (además de algunos tramos por asfalto y duna). Otros optan por buggies y quads, lo que propicia un contacto más cercano con el terreno.
Sea cual sea tu preferencia, puedes contar con Turismo Marruecos para organizar una experiencia turística en plena hamada, que puede incluir también el descanso en un campamento de jaimas, sesiones de yoga y otras muchas posibilidades.