Grand Stade Hassan II de Casablanca: la gran jaima del siglo XXI

Grand Stade Hassan II de Casablanca: la gran jaima del siglo XXI

El calendario sigue arrancando hojas a medida que nos acercamos a 2030, año en el que se celebrará la tan esperada Copa del Mundo de Fútbol masculina, organizada por España, Portugal y Marruecos. Y en esa cuenta atrás, seguimos conociendo detalles de lo que será la cita mundialista. Lo último ha sido la presentación del nuevo estadio de Casablanca, el Grand Stade Hassan II, que bien podríamos llamar la gran jaima del siglo XXI. En este post te contamos cuál es la relación entre este espectacular recinto deportivo y la cultura local.

Jaimas, las tiendas bereberes

Según ha reconocido el propio equipo de arquitectos e impulsores del proyecto, Oualalou + Choi y Populous, hay dos elementos que ha inspirado el imponente diseño del Grand Stade Hassan II de Casablanca: las jaimas y los moussems que, en realidad, están estrechamente vinculados entre sí.

Las jaimas, también escritas haimas, son las tiendas tradicionales bereberes, es decir, las utilizadas durante siglos por los nómadas del desierto en sus desplazamientos. Están hechas en lona, que se montan sobre una estructura de barras para crear los distintos ambientes. Estas jaimas son fácilmente desmontables y transportables, pues las lonas se pueden doblar y las barras, apilarse para ser acarreadas por los dromedarios en los desplazamientos.

Un detalle característico de las jaimas es el acabado puntiagudo en los puntos de unión entre la lona y la barra anclada al suelo. Además, al tratarse de un material que no es rígido, la lona tiende a curvarse por efecto de la fuerza de la gravedad, dando un característico perfil combado hasta la siguiente barra. 

Las jaimas pueden ser de cualquier tamaño. Las hay pequeñas, para una o pocas personas, con apenas uno o dos ambientes. Pero las hay de grandes dimensiones, pensadas para acoger bajo ellas a una gran multitud. Especialmente, con la idea de aportar sombra en ambientes desérticos de nula vegetación. Por ejemplo, durante el otro elemento inspirador del nuevo estado de Casablanca: los moussems.

Moussems: las fiestas marroquíes

Con el nombre de moussem se conoce a las fiestas populares que tienen lugar en Marruecos. En algunos casos, con un trasfondo religioso, en otros puramente social, étnico o histórico. Pero en todos los casos se instala una gran carpa para dar cobijo al público asistente, especialmente a los miembros de honor. En otras ocasiones, lo que se crea es la suma de centenares de jaimas, dando un aspecto unitario y con sus característicos techados puntiagudos y curvados.

El más famoso moussem es quizás el de Tan Tan, organizado para presenciar los espectáculos ecuestres en los que cuadrillas de jinetes cabalgan y disparan sus fusiles al unísono.

Nuevo estadio de Casablanca: el recinto para la fiesta

Por tanto, sumando los dos conceptos mencionados, el de jaima y el de moussem, el resultado es clarividente: el Grand Stade Hassan II de Casablanca quiere ser un gran recinto de inspiración local para acoger la fiesta más popular que se puede organizar en la actualidad: una Copa del Mundo de Fútbol.

Y todo ello, con los materiales y las innovaciones de hoy. Por ejemplo, la gran cobertura que se cernirá sobre el estadio no es de tela, lógicamente. Y las barras de la estructura no son de madera, como antaño. En cambio, estarán hechos de aluminio, que asegura robustez, resistencia y durabilidad, permitiendo a su vez el acabado curvo y puntiagudo de las jaimas.

En este gran moussem del fútbol que será cada partido a disputarse aquí habrá capacidad para acoger a 115.000 espectadores en el graderío, lo que lo convertiría en el más grande de todo el mundo. Pero la capacidad de acogida se multiplica si contamos el espacio exterior que quedará igualmente cobijado bajo la ‘lona’ de aluminio: en total serán 100 hectáreas con áreas verdes, canchas deportivas y otros espacios de reunión y encuentro.

Y a su alrededor, en vez de árido desierto, se prevé una gran masa forestal plantada ex profeso, que ayudará a mitigar el calor propio de Casablanca.

Foto: estudio Oualalou + Choi