El mellah de Fes (o mellah de Fez, como también se suele escribir) es probablemente el más fascinante de Marruecos. Tanto por su historia como por su belleza y su estado de conservación. A diferencia de los barrios judíos de otras ciudades donde apenas quedan ecos de su pasado, el de esta ciudad del norte del país aún mantiene parte de su ADN. En este artículo te contamos algunos de los aspectos más interesantes de esta zona.
Origen de este mellah
La historia del mellah de Fes es muy rica. De hecho, es el más antiguo de los barrios judíos de Marruecos. Surgió a mediados del siglo XV, en época de la dinastía meriní, cuando la población hebrea se trasladó hasta aquí procedente de la parte más antigua de la medina. El lugar se conocía como al-Mallah, que se puede traducir como salinar, dando nombre al barrio. Posteriormente, se usó de manera despectiva, por asociarse con la idea de tierra salada y maldita, aunque su sentido no era tal. De hecho, su ubicación es inmejorable, como vemos en el siguiente apartado, y aquí se alojaron importantes personalidades siglos atrás. Otra teoría apunta a la palabra ‘sal’ porque se utilizaba como moneda de cambio en transacciones comerciales.
Ubicación del mellah de Fes
La ubicación del mellah de Fes es inmejorable: se encuentra dentro de la medina, en uno de sus extremos, a escasos metros del Palacio Real, situado al otro lado de la Plaza de los Alauitas. Una ubicación que no es casual y que muestra la buena relación que siempre han mantenido la monarquía marroquí y la comunidad judía local, a quienes asignaba vigilancia real, lo que despertó reticencias entre el resto de la población en diferentes momentos, como el ataque de 1465.
Edificios muy característicos
Llama poderosamente la atención la arquitectura característica de este barrio, puesto que no tiene nada que ver con la de los edificios del resto de la medina. Sus fachadas son amplias y espaciosas, con grandes balcones corridos, salientes y enrejados, que recuerdan a la arquitectura del sur de España. Y no por casualidad, puesto que este barrio fue el lugar de acogida de la comunidad sefardí tras su expulsión de los reinos cristianos de la península ibérica en 1492. Además, estas fachadas se pueden contemplar de forma panorámica gracias a la inusual anchura de la calle principal a la que se asoman: la rue de Mellah, en cuyas callejuelas transversales se instalaban lujosos comercios de telas.
El Mellah en la actualidad
El mellah de Fes ya no es el barrio aislado con seguridad permanente, como en su momento. Ahora es un barrio más de la ciudad, tan vivo como otras zonas del casco histórico pero donde viven personas de religión musulmana. No obstante, permanecen algunos lugares que nos recuerdan el pasado judío del lugar, como son sus sinagogas (Aben Danan y Al Fassiyine) y su cementerio judío.
Por todo ello, el mellah de Fes constituye uno de esos lugares que no deberías perderte durante tu visita a la ciudad. ¡Te dejará un recuerdo inolvidable!