Cuando un bien preciado escasea, el ingenio para encontrarlo, preservarlo y explotarlo se agudiza. Y eso es lo que ocurre con las khettaras de Marruecos, históricas obras maestras de ingeniería que consiguen abastecer de agua en zonas de extrema aridez. En este post te contamos en qué consisten y cuáles son los ejemplos más icónicos en el país, a los que podemos llevarte si lo deseas.
Qué son las khettaras: orígen y funcionamiento
Khettara es el nombre que reciben en Marruecos los qanat, que en otras partes del mundo también son conocidos como ‘viajes de agua’. Su origen se atribuye a la civilización persa, aproximadamente un milenio antes de nuestra era. Su posterior expansión hizo que este sistema se difundiera tanto a oriente como a occidente, teniendo especial incidencia en zonas áridas del norte de África.
La khettara se trata de una infraestructura hidráulica que tiene por objetivo canalizar el agua desde un acuífero subterráneo hasta otro lugar de la superficie, aunque situado a una cota inferior. Para ello es necesario disponer los siguientes elementos:
- Un pozo madre sobre dicho acuífero, normalmente en una colina
- Un canal subterráneo, que puede llegar a ser un verdadero túnel. Este canal debe tener una ligerísima pendiente para que el agua fluya en descenso. En khettaras largas, esa pendiente puede llegar a ser de apenas 25 metros por cada kilómetro
- Una boca de salida, a la que llega el agua para su aprovechamiento, en forma de balsa de agua, fuente, etc.
- Pozos verticales intermedios, para la ventilación y mantenimiento de la infraestructura. En superficie adquieren una forma de montículo o incluso ‘chimenea’
Las ventajas de este sistema son numerosas, pues los acuíferos se rellenan periódicamente con el ciclo anual de precipitaciones y, al estar en un nivel subterráneo, no están expuestos a la evaporación que sí sufren los embalses en superficie.
Las khettaras más importantes de Marruecos
Las infraestructuras de aprovechamiento de agua por medio de khettaras están siendo redescubiertas y puestas en valor en muchos lugares del mundo. Sirvan como ejemplo los llamados ‘viajes de agua de Madrid’, creados en el siglo IX a raíz de su fundación como Mayrit y explotados posteriormente, lo que fue decisivo para el establecimiento de la Corte en la villa.
Pero el de Madrid es sólo un ejemplo de cómo Al-Andalus se benefició de esta innovación técnica, tan difundida en lo que hoy es Marruecos. De hecho, la dinastía almorávide promovió enormemente este tipo de infraestructuras, dado que su centro de poder estaba en Marrakech y su entorno, donde el aprovechamiento eficiente del agua era ya una problemática a tener en cuenta en el siglo XI.
A esta dinastía se atribuye la creación del Palmeral de Marrakech, posible gracias a que sus palmeras reciben el riego subterráneo por medio de una gran khettara. Por tanto, se trata de una plantación plenamente consciente y planificada, lo que da cuenta de la capacidad de aquella sociedad para adaptarse al terreno.
Pero la región que puede presumir de tener más khettaras es Tafilalet, hoy en el interior de otra más grande llamada Draa-Tafilalet. Esta región histórica de Tafilalet se extiende alrededor de un conjunto de oasis en torno al valle del río Ziz. Y buena parte del verdor que proporcionan las palmeras y áreas de cultivo no se debe precisamente al escasísimo cauce de este wadi, que llega a secarse por completo: las responsables de dicha humedad que parece magia son los centenares de khettaras construidas aquí siglos atrás.
Entre Erfoud y Rissani se concentran muchas de estas khettaras, dos ciudades por las que pasan la mayoría de nuestros circuitos camino del desierto de Merzouga. Así que si estás interesado en conocer este prodigio de la ingeniería hidráulica del pasado, podemos valorar la opción de visitar una.