Azemmour es una de las ciudades más atractivas de la costa atlántica marroquí. Y precisamente por ello le dedicamos una página de nuestra web, aunque no se puede decir que se trate de un destino integrado en los grandes circuitos internacionales. Sin embargo, tiene mucho que ofrecer, y bien lo saben muchos visitantes judíos que se desplazan hasta aquí para conocer su pasado. En este post te contamos los detalles del barrio judío de Azemmour, que aún tiene poder evocador para quien se acerca a descubrirlo.
Los judíos en Azemmour: un poco de historia
El momento de mayor esplendor para Azemmour se remonta al siglo XV, cuando llegó a tener unos 20.000 habitantes. De ellos, se calcula que unos 2.500 eran judíos, dedicados principalmente a la pesca, a la artesanía y al comercio, algunos de los cuales amsaron una verdadera riqueza. Desde 1496, fue refugio de judíos exiliados de Portugal y España y en la primera mitad del siglo XVI recibieron protección de las autoridades portuguesas, que ocuparon la ciudad en 1514. Entre las familias más importantes, destacó la de Joseph Adibe, declarado rabino de la ciudad.
En 1541 fue tomada por los musulmanes, lo que provocó la salida de una numerosa población del barrio judío de Azemmour con destino a Arcila. En 1780, se restableció aquí una importante comunidad, aunque décadas más tarde algunos de ellos se instalaron en El Jadida. La emigración definitiva se produjo en 1948, después de la creación del estado de Israel, y en 1968 ya no había población judía en el Mellah, pues sus últimos miembros habían dejado el país por miedo a represalias tras la Guerra de los Seis Días.
Qué queda en el barrio judío de Azemmour
No quedan en pie demasiados vestigios del pasado judío de Azemmour, pero aún hay rincones evocadores de aquel pasado floreciente de la ciudad. Todo ello se concentra principalmente en el barrio judío de Azemmour, también conocido como Mellah. Se trata de una pequeña área dentro del recinto amurallado, ubicado a orillas del río Oum Er Rbia.
En este espacio hay un lugar con especial encanto y significación religiosa: el santuario de Rabbi Abraham Moul-Niss, uno de los rabinos más importantes de la ciudad hace más de 500 años y que, de hecho, es venerado tanto por judíos como por musulmanes.
En su interior se conserva su tumba, acompañada siempre de unas velas encendidas y una lápida. Es objeto de peregrinación y a él se le atribuyen diferentes milagros. Principalmente, el de conseguir no ser molestado por un molino de sangre situado en la puerta de su santuario, cambiando la conducta de animales y apareciéndose en sueños a la población local.
Otros paseos por el interior del recinto amurallado serán evocadores del antiguo barrio judío de Azemmour, donde también se conservan restos de baluartes portugueses, que fueron los grandes defensores y valedores de la comunidad hebrea en el siglo XVI.
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