Al pensar en el desierto del Sahara, lo más probable es que haya dos colores que te vengan rápido a la mente: el dorado de las dunas y el azul del cielo límpido. También podrías hacer un hueco al verde de los oasis que jalonan su territorio y que, de hecho, integramos en nuestros circuitos por el país. En cambio, el color que quizás evocarías en último lugar seguramente sea el negro. Sin embargo, para tu sorpresa, también forma parte de esta singular paleta cromática desértica. En este post te contamos qué es el desierto negro de Marruecos, dónde se encuentra y por qué es interesante.
Qué es el desierto negro de Marruecos y dónde está
El desierto negro de Marruecos es una parte del desierto del Sahara que se tiñe de este color porque su terreno está formado por roca de origen volcánico. Se trata de un inmenso y sorprendente pedregal que surge en la ruta entre Zagora y Merzouga, creando un contraste que parece irreal, como por efecto de un vertido de petróleo o un gran incendio. Pero no: todo es fruto de la propia evolución natural de nuestro planeta.
Además, como quizás sepas, en el entorno de Merzouga hay espectaculares dunas de arena fina, de modo que el viento forma a menudo un hermoso contraste a ojos del visitante: la mezcla de la roca negra y la arena dorada.
Un ‘mar’ fosilizado en este rincón del desierto
El área de desierto comprendida entre Zagora y Merzouga es muy grande: más de 300 km por carretera en los que hay cabida para humildes huertas al pie de oasis y palmerales, dunas, rocas volcánicas y pequeñas elevaciones en el terreno en forma de colinas. Pero si vas en 4×4 acompañado de un guía profesional, como el que te proporcionará Turismo Marruecos, podrás encontrar sorpresas inesperadas en un lugar tan extremadamente árido como este.
En concreto, en el entorno del desierto negro de Marruecos podrás descubrir lo que se conoce como ‘mar fosilizado’. Recordemos que hace decenas de millones de años, el Sahara no era un desierto, sino un fondo marino, pues toda esta zona estaba cubierta de agua. Por ello, algunas rocas depositadas sobre el terreno conservan aún fósiles de pequeñas especies marinas que vivieron en este mar por entonces. Los más reconocibles son moluscos ya extintos, como por ejemplo los ammonites o los nautiloideos.
Eso explica, por ejemplo, que en Erfoud puedas encontrar tiendas de fósiles y minerales recuperados del entorno. En esta ciudad y en otras poblaciones también se han producido hallazgos de numerosos huesos de dinosaurios, como podrás descubrir durante tu viaje. Eso ha provocado que este rincón del desierto marroquí se haya convertido en uno de los destinos favoritos para los amantes de la paleontología.
Por todo ello, si te interesan los fósiles o simplemente quieres conocer uno de los contrastes más sorprendentes del país, te recomendamos viajar al desierto negro de Marruecos y su entorno. Lo integramos en muchos de nuestros circuitos por el Sahara, pero también podemos diseñar una ruta a tu medida, con las etapas y paradas que desees.