No cabe duda de que Marruecos es un país evocador. No sólo por sus paisajes que invitan a la ensoñación, sino también porque los nombres de algunos de esos lugares incitan a ello: el pueblo azul para Chaouen, la perla del Atlántico para Essaouira y Asilah, la Ruta de las Mil Kasbahs al sur del Alto Atlas… Y en este post nos centramos en otro lugar que tiene el millar en su nombre: el Oasis de las Mil Palmeras. Te contamos cuál es, dónde está y por qué merece la pena visitarlo.
Skoura, el Oasis de las Mil Palmeras
Skoura, también escrito como Skura, es el nombre del Oasis de las Mil Palmeras. En realidad, se trata del nombre de esta localidad de la provincia de Ouarzazate, ubicada a unos 40 km de ésta, en el área conocida como Valle del Dades. No llegaba a los 5.000 habitantes en el censo de 2014 y siguen manteniendo el ritmo de vida propio del Marruecos profundo, con un día a día marcado por el mercado local que se celebra entresemana. No obstante, la población que se reparte por los pueblos de alrededor elevan esta cifra hasta las varias decenas de miles de habitantes.
Sin embargo, el nombre de Skoura está más asociado a su gran joya: el palmeral que se extiende por la localidad y sus alrededores. Pese a que lo llaman el Oasis de las Mil Palmeras, cuenta con muchas más, pues la masa arbolada cubre un área muy amplia. Según algunas cifras, el palmeral rondaría los 70.000 ejemplares.
Se trata de un enorme oasis que suponía una parada estratégica para las rutas caravaneras siglos atrás: tras varias semanas de trayecto, los dromedarios encontraban aquí un lugar con sombra y agua en el que reposar y reponer energías. Y los tuaregs que los comandaban eran relevados por comerciantes venidos del otro lado del Alto Atlas, en este caso a lomos de burros, que se hacían con la carga que les correspondía.
El palmeral, hoy
Hoy en día es un vergel protegido por la Unesco que, no obstante, no está exento de riesgos: el equilibrio natural aquí es frágil y si bien un sistema de khettaras ha hecho posible que se mantenga a lo largo de los siglos, sigue habiendo épocas de escasez y sequía que dificultan la agricultura que se sigue desarrollando aquí.
Por otro lado, las palmeras de este oasis se ven amenazadas por la enfermedad de Bayoud, que se transmite de árbol a árbol, obligando a las autoridades a proteger y tratar cada ejemplar. A pesar de ello, muchos han muerto por desgracia, y en esos casos son sustituidos por otros ejemplares de palmera datilera más resistentes a esta enfermedad provocada por un hongo.
En cualquier caso, las palmeras siguen siendo una fuente importante de riqueza para los habitantes de la zona. Y no sólo por los dulces dátiles que proporcionan, sino también porque sus hojas suponen una materia prima muy aprovechable, siempre y cuando se corten de manera sostenible. Uno de los usos que les dan los habitantes de Skoura es la artesanía. En concreto, para realizar faroles, sombreros, cestas y otros artículos cotidianos. También se emplean en suelos, cercados y techos.
El Oasis de las Mil Palmeras es también un buen lugar en el que practicar senderismo o circular en bicicleta, pero dada su extensión y la dificultad para orientarse si no se conoce bien, es recomendable valerse de un guía o monitor local que pueda organizar la actividad de forma cómoda y segura. Además, en los alrededores se encuentran algunas de las kasbahs más famosas e imponentes, como la de Imdril.